Durante el siglo XIX los retratos constituyen una de las principales ocupaciones de los pintores. Hasta la difusión del daguerrotipo primero y de la fotografía después el ostentar un retrato ejecutado por un artista en boga otorgaba prestigio. En una sociedad como la porteña de la primera parte del siglo XIX este privilegio era usufructuado por la elite. Más aun en el llamado período rosista los retratos de don Juan Manuel de Rosas, sus colaboradores y su familia se tornarán hechos políticos en sí mismos.
La intención de esta ponencia es ocuparse de los retratos de la esposa de Juan Manuel de Rosas, doña Encarnación Ezcurra figura clave dentro del armado político del gobernador de Buenos Aires. En ellos se observan una serie de elementos comunes que determinan una iconografía fija que se sostiene en el tiempo aún más allá de la vida de doña Encarnación. La elevación a ícono significativo del período histórico correspondiente nos mueve a investigar las razones simbólicas y políticas en torno a esta imagen. Ponencia completa