FUENTES PARA RECONSTRUIR LAS PRESCRIPCIONES SOCIALES. BUENOS AIRES 1800-1830.

FUENTES PARA RECONSTRUIR LAS PRESCRIPCIONES SOCIALES. BUENOS AIRES 1800-1830.

XXXI Jornadas de Investigación y XIII Encuentro Regional

28 y 29 septiembre 2017

Si+ (des)naturalizar & (re)construir

PONENCIA

FUENTES PARA RECONSTRUIR LAS PRESCRIPCIONES SOCIALES. BUENOS AIRES 1800-1830.

LEONARDI, Rosana

VAISMAN, Sara

rosanaleonardi@fibertel.com.ar

savais@vyvasoc.com.ar

Instituto de la Espacialidad Humana, FADU, UBA

Historia y Crítica

El trabajo que aquí presentamos, forma parte de una investigación que se encuentra en el marco del UBACyT 20020150100097BA que tiene por título: “Los modelos de comportamiento y la belleza ideal en relación con la indumentaria femenina en Buenos Aires entre 1800 y 1830, a través del estudio de fuentes primarias”.

La belleza y el comportamiento ideal hablan de la naturalización de conceptos que, en distintos momentos de la historia, conforman matrices de pensamiento. ¿Qué debía hacer una mujer porteña de comienzos del siglo XIX para ser llamada bella?, ¿era este apelativo un universal, es decir atravesaba todas las clases sociales?, ¿la belleza era considerado un don natural?

Las preguntas fundantes de esta investigación se entroncan con la meditación propuesta  este año por las Jornadas. El trabajo del equipo de investigación, en este caso, es desnaturalizar conceptos como forma de reconstruir miradas y aspectos de lo social que permanecían ocultos.

En las Jornadas 2016 a partir del análisis de algunas piezas literarias y prescriptivas propias del mundo tardo colonial, se advirtió sobre el componente moral íntimamente relacionado con el concepto de belleza femenina. En dicho análisis se observó que sólo las mujeres de la elite podían acceder a la belleza en tanto ideal moral y espiritual. En el presente trabajo se propone la indagación sobre fuentes provenientes de los archivos policiales (Sala x Policía) y de los expedientes criminales (Sala IX) pertenecientes al Archivo General de la Nación. La pesquisa de estas fuentes se propone a fin de hacer visibles, al menos para el grupo de investigación, a las mujeres de los distintos sectores sociales de la ciudad.

Las preguntas fundantes de este tramo de la investigación: ¿Cuándo una mujer era proscripta? ¿A qué se consideraba una acción impropia de una mujer? Entendemos develan las creencias naturalizadas de los sectores propios de la elite dirigida por varones.

En contraposición al ideal emanado desde la literatura y los manuales de costumbres, proponemos la búsqueda de la voz, mediatizada por el aparato judicial, de las invisibles de las primeras décadas del siglo XIX.

 

Equipo de investigación: Grace Morrow, Helga Soto, Juan Cruz Alterini. Pasante: Malén Locatelli Ancatruz.

 

Breve estado de la cuestión

En cuanto a los trabajos en torno a los ideales de belleza se encuentra el de Philippe Perrot (Perrot, 1894) en el cual se analiza la transición de las apariencias entre el Antiguo Régimen y el siglo XIX. La hipótesis del autor es que la burguesía del siglo XIX es la que impone su apariencia al resto de las clases sociales. Es decir la respetabilidad petrificada, como la llama, se convierte en el sistema de apreciación dominante a lo largo del siglo XIX. Para ello analiza los procedimientos y prácticas de embellecimiento del cuerpo femenino en los siglos XVIII y XIX. Las fuentes estudiadas remiten a Francia en ambos siglos, analiza  también las publicaciones periódicas en torno a las propuestas de embellecimiento femenino en idéntico período.

Dentro de las investigaciones acerca de los imperativos sociales de la belleza se encuentra la obra  de George Vigarello (Vigarello, 2005). A partir del análisis de  fuentes literarias, periódicos, manuales de comportamiento para mujeres y fuentes históricas diversas, construye en cada período estudiado el ideal de belleza y comportamiento prescripto tanto para mujeres como para varones. Para el siglo XIX dedica la cuarta parte del libro compuesta por tres capítulos. Como en el caso anterior, la mayoría de las fuentes estudiadas provienen del ámbito francés, en menor medida se  hace alusión a temáticas similares en Inglaterra. Los imaginarios en torno al cuerpo, los procedimientos de embellecimiento y el estudio del talle propuesto por la indumentaria de cada período son los elementos investigados a lo largo de toda la publicación.

Dentro de los estudios victorianos resulta sugestivo el artículo de Mariana Valdeverde (Valverde, 1989)  que analiza la relación entre la indumentaria y la moral en los discursos religiosos, literarios, políticos y médicos del siglo XIX. A partir de dicho análisis discursivo identifica prendas y usos de las mismas que se cargan de connotaciones morales. La hipótesis de esta autora es que la idea del gusto por el lujo se transforma en condenatoria para las mujeres de clases bajas, no así para los sectores aristocráticos de la sociedad inglesa y norteamericana del siglo XIX. Analiza también cómo dicho gusto por la indumentaria lujosa es narrada desde el discurso moral como una de las razones o explicaciones de la caída de las mujeres trabajadoras en la prostitución.

Para el caso de la producción latinoamericanos encontramos el trabajo de Elías Pino Iturrieta (1996) que bajo el sugestivo título: “¿Hasta dónde llegaremos en esto de la belleza?” Agraciadas y desgraciadas en la Venezuela republicana describe las situaciones de permanencia de los cánones coloniales en la valoración de la belleza femenina  en la Venezuela republicana. Analiza fuentes primarias pertenecientes a Obispados y demás instancias religiosas.

La obra de Cecilia Rodríguez Lehmann (2013) Con trazos de seda.  Escrituras banales en el siglo XIX estudia, en Venezuela, la relación entre indumentaria, cuerpo y política. Analiza discursos escritos desde la literatura, el periodismo y la publicidad y la confluencia de los mismos en el proyecto nacional venezolano.

En el Perú se encuentran los trabajos de Natalia Majluf que desde la Historia del Arte y la Historia estudia la generación de arquetipos con sus respectivas indumentarias en el proceso de Independencia y consolidación de la República del Perú a lo largo del siglo XIX. Si bien no toma en forma directa el tema de los ideales de belleza resulta enriquecedor para esta investigación conocer los tipos indumentarios y sociales descriptos en el Perú.

En el campo local dentro de los estudios feministas sólo se mencionan, en forma sesgada, los ideales de belleza  a partir del intento del estudio del estatus real femenino. En esta línea son destacables los trabajos de Dora Barrancos (Barrancos, 2007).

Al momento no hemos encontrado, en el campo local, trabajos que propongan el estudio desde fuentes primarias literarias, periodísticas y de fondos documentales (AGN) acerca de la temática propuesta para el período estudiado. Aunque también en  la línea historiográfica feminista existen abordajes de  la figura y el estatus de la mujer a partir de la literatura, este es el caso de Nancy Hanway(Hanway,2003), Lea Fletcher(Fletcher,1993) y Francine Masiello (Masiello,1992). Estas autoras analizan la producción literaria femenina argentina a partir de la segunda mitad del siglo XIX, momento en el cual algunas mujeres logran dar a luz escritos y novelas propias. Desde esta perspectiva sólo se analizan ciertas prescripciones hacia las mujeres y no se relacionan las mismas con el indumento utilizado en cada momento histórico.

 

Hipótesis de trabajo

Las características socio económicas de la ciudad de Buenos Aires, entre 1800 a 1830, tanto como la coyuntura histórica dada en dicho período, brinda la posibilidad de estudiar cambios y permanencias en torno a los ideales sociales y políticos. De igual forma es posible indagar sobre los cambios y permanencias con respecto a la caracterización de los ideales de belleza femeninos tanto como a las formas de comportamiento esperados de una mujer residente en Buenos Aires entre 1800 a 1830. Estos elementos, ideales de belleza, y comportamientos esperados, aportan indicios para estudiar el lugar social otorgado a la mujer en el período propuesto por este trabajo. La hipótesis inicial es que la belleza no es entendida como física sino como parte de la moral. Dentro de esta concepción sólo las mujeres de la elite son percibidas como bellas,virtuosas y con comportamientos adecuados al ser y parecer socialmente establecido como norma. Las mujeres de clases subalternas quedan fuera de este esquema, por tanto no es posible percibirlas como bellas.

 

Breve marco teórico

La temática propuesta para el desarrollo de este trabajo implica la utilización de diversas disciplinas propias de la historia y la historia del arte. Creemos necesario investigar los conflictos políticos y sociales del pasado dentro de la limitación conceptual de su época y del uso del lenguaje que hicieron las partes interesadas en el momento estudiado. Proponemos nuestra indagación adoptando la metodología de estudio de la historia conceptual elaborada por Reinhart Koselleck. Partimos de la base que nuestros conceptos “se basan en sistemas sociopolíticos que son mucho más complejos que su mera concepción como comunidades lingüísticas bajo determinados conceptos rectores.” (Koselleck, 1993, p 106)

Los momentos de permanencia, del cambio y de la futuridad contenidos en una situación política concreta quedan comprendidos en la adquisición del lenguaje. Así, se tematizan ya – hablando aun genéricamente – los estados sociales y sus cambios.

Metodología

Se implementó como metodología el abordaje sobre fuentes primarias. Esto es, archivos criminales y de policía existentes en el Archivo General de la Nación.

La metodología utilizada para la pesquisa de estos archivos es la siguiente: se procede a la lectura pormenorizada de los legajos a fin de aislar los elementos de la indumentaria, los comportamientos femeninos y las descripciones de las mujeres  que sean mencionadas en los mismos, así como también los usos y costumbres que allí estén narrados. Se toman los datos referenciales de nombre y ubicación del legajo correspondiente dentro del AGN y el año preciso del documento. Luego se procede al registro fotográfico digital de los documentos seleccionados.

En este sentido, en este momento se están relevando los siguientes legajos relevando los legajos 2808 a 2822 correspondientes a la Sala IX. De los Expedientes Criminales y dentro de los archivos de policía, se encuentran en relevamiento los legajos de Sala X Policía 32-10-1 a 32-10-8;  32-11-1 a 32-11-8 y 33-1-1 a 33-1-2.

 

Los Expedientes criminales

La búsqueda de las mujeres en los archivos judiciales en general y en los criminales en particular resultó ser  una tarea compleja. Como parte de la herencia colonial, el sistema judicial no cuenta con grandes reformas hasta 1820. Aun así algunos conceptos siguen vigentes. Las mujeres no podían accionar judicialmente sin un patrocinador al igual que los niños. Sólo en caso que no tuvieran ni padre, ni marido las hallamos reclamando o defendiéndose. De igual modo el número de causas en las cuales se encontró la participación de una mujer es muy bajo en relación a las protagonizadas por varones.

En los legajos criminales analizados se encuentran realidades diversas. No hay descripciones físicas pero al igual que en la literatura, analizada en las Jornadas SI 2016, a menudo los epítetos moralizantes son utilizados para desacreditar a las féminas intervinientes. De igual modo la ponderación moral por parte de los testigos citados sirve al juez para resolver a favor de algunas de ellas.

En los   Autos de querella criminal promovidos por Don Manuel Crespo, comerciante, contra Doña María del Carmen Mármol, hacendada (Legajo N° 2808 N°48, Expte. 13, 1801); la situación de Doña María del Carmen, es la de una mujer de elite que está al frente del negocio familiar ya que su marido es oficial del ejército: “María del Carmen Mármol es de notorio mujer legítima de un oficial de ejército y por tanto goza fuero militar”.

En la causa se  disputan dinero, y varios bienes, hay acusaciones cruzadas de contrabando y defraudación. En un momento del expediente dice María del Carmen Mármol que Crespo: “(…) llenando a mi parte de injurias, insultos y desprecios, (…)”. El juez  finalmente no hace lugar a la querella que intenta Crespo.

Muy distinta es la situación en la cual se encuentra Doña María Manuela Sosa (Legajo N° 2809 N° 49, Expte. 2, 1802). Juan Puebla en apariencia dejó embarazada a una de las hijas de Doña María Sosa, entonces, ésta pide al Juez que Puebla no entre más a su casa. Pide también la “reparación del honor propio y de su hija”. Acusa a Puebla de “sublevar” a sus hijas y de “ilícita amistad” con las niñas, al respecto dice: “Con la una profana mis respetos, con el torpe trato, a la otra la tiene insolentada y ambas auna con él me improperan, y viven díscolas, e insubordinadas”.

Pide al juez que juzgue a Puebla como el causante de todo el desatino. Doña Manuela lleva su reclamo en voz propia ya que el marido está en el Hospital “dementado”, argumento con el cual pide piedad para la resolución del caso.

Ahora bien Juan Puebla es alférez del Regimiento de milicias voluntarias de la capital (Buenos Aires). Niega todo y acusa a Doña María  de “madre insolvente”, de “abandono de sus deberes” y de “la mala educación de su familia” y termina llamándola “Esta mujer de obscuro nacimiento”. Sigue acusándola de “comportación nada regular” durante sus dos matrimonios y vuelve sobre el abandono de sí misma y de su familia.

En otro tramo del expediente dice Puebla:

“Si señor Excelentísimo: la Sosa por el término de quatro a cinco años ha vivido en dos de los cuartos dichos de Don Antonio José de Escalada. Ha franqueado a todas horas las puertas de su vivienda al mundo entero, quiero decir, allí ha entrado con franqueza el anciano, el joven, el hombre de buena conducta, el de mala, el Español, el Portugués, el Inglés, el Francés, el Americano y para decirlo de una vez todo, quantos individuos han apetecido la comunicación de su casa; ella ha acostumbrado salir sola desde la mañana y no volver hasta la noche a su casa dejando en ella ha sus dos expresadas hijas (…), (…) ella ha disimulado las particulares satisfacciones que cada uno de los que ha frecuentado su casa ha querido tomarse con incentivo por su parte o sin él.”

Señala que la mujer saca beneficios de los hombres que frecuentan su casa de manera extraña señalando esto con la fórmula “particulares satisfacciones “.Ante la pregunta del juez Puebla  afirma que sí frecuentaba la casa pero sólo a los efectos de cobrar los alquileres adeudados  y supone que la presente causa tiene como objetivo el no pago de los mismos por parte de Doña Manuela. Pero con el correr de la lectura del expediente nos enteramos que Doña María Gregoria del Corral, una de las hijas de Doña Manuela está embarazada y tiempo después da a la luz a la niña Juana Gregoria Cecilia. En virtud de esto signan como padre de la criatura a Don Juan Puebla. Manuela y Gregoria  demandan finalmente a Puebla por no cumplir la palabra de compromiso de matrimonio y le solicitan que por ello un resarcimiento de 3000 pesos para limpiar el honor. Juan De la Puebla nunca se hace cargo ni del nombramiento como padre de Juana, y la demanda se extiende hasta 1809, desgraciadamente desconocemos la resolución final de la causa.

Otro caso encontrado, Fernando García contra Teresa Muñiz por insultos (Legajo N° 2811, Expte 14, 1805), narra la demanda de dos vecinos contiguos que se fastidian uno a otro violando los límites de propiedad. Como en el caso no hay pruebas suficientes de estos disturbios las partes han sido reconvenidas por la justicia con la advertencia de que si los hechos seguían sucediendo ambas partes iban a quedar detenidas por disturbios en la justicia. Doña Teresa Muñiz testifica que Don Fernando García abusa de su condición de varón para insultarla y ensanchar los límites de su propiedad así como consecuencia restringir los límites de la suya. Acusa a Don García de elevar la voz transgrediendo los límites de su propiedad ejecutando insultos y palabras indecentes hacia ella.

Doña Teresa se clasifica a sí misma como: “Mujer arraigada con casa propia, criando a sus hijos”. También Acota: “Me tienen en un arresto tanto más bochornoso para una mujer de mi honor, cuanto perjudicial a mis intereses y que los deja a mí y a mi familia abandonados y sin custodia “. “Don García no mantiene la cordura y moderación”.

La salvaguarda del honor suele ser una de los objetivos en los casos en los cuales median insultos. En Florencia Guzman contra Martin Caro (soldado miliciano) (Legajo N° 2812, Expte N° 1039,1805), Florencia pide la reparación de su honor luego de haber sido llamada “puta y alcahueta” por Martín Caro. Solicita la detención y el embargo de bienes de Caro como forma de restituir el honor perdido.

Los términos hacia 1821no han variado demasiado, como se puede observar en la causa  Autos  de querella civil promovidos por Doña Jacinta Quintana contra la mujer y una hija del oficial de pardos retirado apellidado Espinosa, por injurias verbales. (Legajo N° 2822 Expte 62, N° 7, 1821).Jacinta Quintana levanta cargos civiles y criminales contra la parda Antonia.

Jacinta relata que estaba caminando con uno de sus hijos por delante de ella, cuando le sale al encuentro un “mulatillo” de la misma edad que el hijo y le sacó lo que su hijo traía  en la cabeza mediante golpes. Por esto ella, le pegó unas bofetadas al mulatillo. Ante esta situación la madre del dicho mulatillo, Antonia le dijo a Jacinta: “puta, insolente, guacha y borracha y que mejor me estaría a ser vida con mi marido y otras cosas indecorosas que por hallarme toda ruborizada no tengo presente”.

Sigue diciendo Jacinta:

“Este hecho señor Auditor se ha divulgado y se ha hecho tan público en el barrio donde vivo que mi buena opinión y  crédito, han quedado tristemente comprometido, siéndome lo mas sensible que mi marido que se halla ausente en los Puertos de Portugal, llegue a su noticia esta novedad y desconfíe de  mis procedimientos.”

Jacinta le propone al alcalde de barrio se le permita presentar testigos que presenciaron  “los ultrajes tan indecorosos que ha sufrido mi honor”. Para terminar su alegato dice: “Otro si digo: que quedando estaba yo sufriendo los ultrajes de la parda Antonia, se llegó adonde yo estaba, otra pandilla y procedió del mismo modo que la madre otra.”

El juicio sigue en 1822, siguen también  los alegatos de los testigos. Uno de ellos, Domingo Moreno, ratifica lo dicho por Jacinta y agrega un dato; dice que la hija de Antonia amenazó a Jacinta diciendo que “la guantiaría”.

Otro testigo (Marcos Baleno) dice de la Quintana. “(…) siempre la ha tenido por mujer juiciosa y honrada”.

Con estos testimonios el juez cita a las partes, a Antonia la hace comparecer con su marido. Finalmente, Antonia se retracta de todo lo dicho pasado el “acaloramiento”, ante esto el juez considera todo aclarado, los gastos del juicio serán pagados por Antonia. Se cierra de esta forma el caso.

En el Sumario seguido contra el comandante  militar del fortín de Areco, don Raimundo Blanco, acusado de haber dado unos bofetones a Doña Celestina Ferreyra del vecindario a su mando( Legajo N° 2822, Expte 62, N° 29, 1822) se observa: Doña Celestina, declara que está casada, y que fue a la casa del comandante para hacer una queja

“…sobre un caballo que dicho comandante  me había perdido y sobre unas prendas que en juego privado y así esta mandado le abían ganado a un hijo mío, donde resulto sin mas motivo de su autoridad, darme quatro bofetadas peligrando mi vida diciéndome con tanto imperio que el caballo no me lo abía de abonar y que lo abía dado en auxilio. Y que mis hijos eran libertinos amparados de mala educación de sus padres, donde son y an sido el baculo de nuestro pueblo”.

Luego acusa al comandante de permitir estos juegos donde “se pervierten hijos de familia“.Dice también que el comandante no prohíbe tampoco el uso de armas prohibidas como el cuchillo, y el rebenque de fierro que con estas armas los hombres se lastiman en “estos juegos” (clandestinos).

Sigue declarando Doña Celestina  que lo mismo le pasó a otra dos mujeres y cierra diciendo  que su ultraje ha llegado a tal punto que “mi consorte marido viéndome afrentada y ultrajada a protestado no vivir en mi compañía hasta tanto no sea castigada dicha tropelía sino estar facultado, pues hasta lo presente no se a verificado que nuestro superior gobierno haya cometido semejante atentado.”

El comandante da su versión de los hechos y dice que sí la abofeteo porque

“…ella lo insultó en demasiado grado hasta llegar el caso de decirle en un tono grosero levantandose de la silla en que estaba sentada con dirección a atropellarlo tratándolo de injusto y abrigador de delitos, como  es constante que la conducta mala de esta mujer y desvergonzada es capaz de cometer un atropellamiento hasta el extremo de sofocar al hombre mas juicioso y para acreditar la conducta de ella tomesele declaración al ayudante mayor Dn. Calisto Pintos…”.

En la declaración de Pintos, dice que conoce a Doña Celestina y se le pregunta si es cierto que sea una mujer de “genio altivo e insultante”, “capaz de sofocar a cualquier persona”. Contesta: “No he notado defecto alguno”.

El otro testigo dice que el comandante es de carácter violento pero que no abriga juegos prohibidos y que los vecinos hablan bien de él. En cuanto a Doña Celestina dice que es  “bastante furiosa en su genio y altiva”. Dice también que no tiene conducta buena. La causa termina con seis días bajo apercibimiento para el comandante.

Al igual que en la colonia el tema del honor de la mujer sigue siendo uno de los tópicos frecuentes en las causas judiciales en las cuales están involucradas. Como recurso de defensa por parte de los varones es notoria la utilización de prejuicios morales para poner en desventaja a la mujer. Las malas acciones de los hijos o de los maridos son enrostradas a la mujer como faltas o fallas en su tarea de ordenadora y educadora del hogar, así como también de sostenedoras del marido. Se conserva también la costumbre colonial que establece que las mujeres no deben salir solas de su casa, esta conducta es vista como impropia y es utilizada para poner en discusión la pureza moral de la fémina en cuestión.

 

Los Archivos Policiales

En los archivos de policía, al igual, que en las causas criminales son muy pocas las mujeres que aparecen en los mismos. No obstante esto, se puede intentar una clasificación inicial de lo pesquisado. Se encontraron hasta el momento, los siguientes casos:

  1. Mujeres propietarias de alguna casa en la ciudad que hacen escuchar su voz a partir de la realización de un reclamo.
  2. Mujeres que son objeto de alguna multa por contravención de los edictos policiales.
  3. A las que se le imputa algún delito.
  4. Las indias denominada “Chinas” capturadas y puestas al servicio de las casas de la elite porteña. Son frecuentes los casos de fuga de las mismas.
  5. Las negras huidas por problemas varios con sus amos.
  6. Las agredidas por sus maridos u otro varón.
  7. Como intercesoras por maridos y/o hijos.
  8. Huérfanas y recogidas
  9. Casos particulares
  10. Para el primer punto los ejemplos encontrados están vinculados con el saneamiento de Buenos Aires, sobre todo a partir de la década del 20 con la intención modernizadora de Bernardino Rivadavia. Es frecuente encontrar en estos archivos las quejas de algunas mujeres con respecto a problemáticas de la vía pública o bien sobre daños sufridos por su propiedad a partir de la acción de terceros. Como ejemplo se puede tomar el caso de Doña Gerónima Arroyo que en octubre de 1826 denuncia una situación ilícita en construcciones aledañas a su hogar (Policía, Sala X, 32-10-6, N° 130, 17/10/1826).
  11. Se trata de mujeres imputadas en contravenciones tales como no pago del empedrado, tirar agua sucia a la calle, o vender rifas no autorizadas por la policía. Este es el caso de Doña Josefa Quiroga que logra que la exoneren de la multa “a que se ha hecho acreedora por practicar una rifa sin conocimiento del Departamento de Policía” (Policía, Sala X, 32-10-7, N° 276, 26/04/1827).
  12. En relación a la cantidad de varones imputados por delitos varios en estos archivos, el número de mujeres es muy bajo. Entre las causas de imputación más comunes están los robos, y dentro de estos los de ropa. La parda Juana M Peralta en 1830 es acusada de haber robado ropa a “varios individuos” (Policía, Sala X, 32-10-2, Libro 43, N° 14, 16/07/1830). Con pocos días de diferencia Rosa Chamigue es aprendida con varias prendas robadas a Doña Lorenza Pérez.( Policía, Sala X, 32-10-2, Libro 43,N° 103, 29/07/1830). Idéntica situación se observa en 1827 cuando la negra libre Dolores Sarratea es acusada de robo de ropa (Policía, Sala X, 32-11-1,N° 13,31/01/1827).

Otra de las causas de aprensión de mujeres es el escándalo en la vía pública, así es como Antonia es conducida a la cárcel “por haber insultado escandalosamente a Doña Brígida Echari” (Policía, Sala X, 32-10-2, Libro 42, N°19, 7/04/1830). Dolores Morales es encarcelada por ebria y escandalosa, y Joaquina Duarte “por cometer obscenidades en público” (Policía, Sala X, 32-11-1, N°104, 17/03/1827 y N° 123, 06/03/1827).

Situación similar se observa en el caso de Juana Rosa Flores,

“Ha sido remitida a la cárcel pública y queda a disposición la china Juana Rosa Flores por hacer escandalo público con las expresiones mas obsenas y calumnias en disputa con otra mujer con quien quiso pelear llegando su desvergüenza a tal extremo que hasta  en esta oficina no hubo forma de hacerla callar.”(Policía Sala X, 32-11-6, libro 35 N° 61, 26/02/1829).

Dentro de este universo los ejemplos de agresión entre mujeres van desde los golpes de manos, cachetadas hasta las que portando cuchillo agreden a la otra. Este es el caso de Felipa Montenegro remitida a la cárcel pública “por haber atropellado cuchillo en mano a Ritti Romero en su misma casa noche del 24 del corriente como a las 9 de ella, por celos con un hombre”. (Policía, Sala X, 32-10-7, Libro 22, N° 2, 27/01/1827)

También por celos una tal  Gregoria insulta a Doña Dionisia J Suárez y no contenta con ello la “estropeo a golpes en su propia casa”. El causante de tales pasiones fue  el marido de Doña Dionisia. (Policía, Sala X, 32-11-1, N°35, 02/01/1827).

Un caso particular dentro de este punto es el de Narcisa Miller que “ha pasado a disposición del señor Jefe por haber hachado a perder un fraque negro de paño y un sombrero fino en un juego de carnaval”. (Policía, Sala X, 32-11-1,N° 135, 01/03/1827)

Otra situación particular es la de Narcisa Delfaurse encarcelada por deudora al Estado. El escrito que pide su detención dice,

“Esta mujer, en atención a su sexo, fue por  mas de un año considerada con indulgencia no ejecutándola como a los demás emigrados al pago de su deuda, pero vista en ella una decidida obstinación a no cumplir su empeño, y un producir insolvente que perjudica si se hace trascendental a las otras de su clase, han impelido hoy a la (…)(es ilegible el texto) a tomar esta medida, tanto mas urgente, cuanto…de ella resuelva se uniforme su recaudación y demás abundante.” (Policía, Sala X, 32-11-2, N° 97, 8/06/1827)

En atención a su sexo las autoridades fueron condescendientes con Narcisa, pero ahora hay que tomarla de ejemplo y castigarla para que el caso no se repita.

En cuanto a la situaciones de encarcelamiento se observa que en febrero de 1815 se mandan a las reclusas al Hospital de Mujeres y María Vicenta Villalba pide terminar su condena en la casa de Santos Ejercicios. (Policía, Sala X, 32-10-1, N° 172, 15/02/1815 y N° 178 )

La última situación observada dentro de este parámetro es la de las mujeres casadas que se fugaban cuyos maridos pedían la intervención policial para la restitución de la misma al hogar. En Agosto de 1827 Don Manuel Diaz solicita una órden para hacer volver a su mujer que “ha fugado” y va en una tropa de carretas en dirección a Tandil (Policía, Sala X, 32-11-1, N° 242, 11/08/1827). Otra situación similar se registra en marzo de 1827 Don Vicente Carrido pide que busquen a su mujer Doña Juana Perez y a su hijo Vicente, cree que ambos conviven con Pedro Calatoyno en Dolores. (Policía, Sala X, 32-11-2, N° 48,29/03/1827)

  1. La situación de las indias a partir de la década del 20, momento en el cual comienza la expansión territorial hacia el sur de la provincia de Buenos Aires, se evidencia en los archivos policiales. Como resultado de las campañas militares se procedía a apresar a grandes contingentes de indios. Estos eran luego repartidos entre las familias de la elite de la provincia para su utilización en diversas tareas como servicio esclavo. En el caso de las mujeres eran nombradas con el apelativo general de “Chinas” cuya significación en el siglo XIX remite a un uso despectivo del término. Ser una China implicaba una mácula social que atravesada por prejuicios morales ponía bajo sospecha toda conducta.

En un comunicado de 1826 se lee,

“Se adjunta al Gefe de Policía copia autorizada de las Indias prisioneras llegadas a esta capital, a fin de que proceda a repartirlas, e igualmente los indios que consten de ella entre aquellas personas que por la opinión que merezcan de la Sociedad inspiren la confianza de que serán tratados y educados, debiendo registrar en la policía los nombres de las casa para que en todo tiempo exista la constancia del lugar donde residen” (Policía, Sala X,32-10-5,N° 180, 29/11/1826)

En el caso de las mujeres de los caciques a menudo eran utilizadas para tratar la paz,

”El comisario encargado de policía dispondrá, que la India pampa, mujer del cacique Millán y una tía suya que se hallan depositadas en la casa de la india Tadea, se entreguen al comisionado por el gobierno para tratar la paz Don Pedro Bargas, el que dará noticia de la dicha casa” (Policía, Sala X, 32-10-7, libro 18, N° 27, 16/03/1826)

En este contexto los partes policiales sobre indias huidas son abundantes.”(…) comunica haber sido hallada en la callle una china pampa fugada de sus patrones”. “Remite a la india Concepción, en virtud de orden recibida. Está huyendo con su hijo”, sirvan estos ejemplos para graficar este punto. (Policía, SalaX, 32-11-1, N° 160 y N° 175, 19/05/1827 y 15/05/1827)

En dos archivos pertenecientes a 1827 se observa el caso de “dos Chinas pampas que fueron halladas dentro de una vizcachera, en la noche del 18 del corriente” (policía, Sala X, 32-11-2, N° 158 23/04/1827). Ambas se encuentran enfermas pero son remisas a que las revise un médico, tampoco aceptan ingerir nada prescripto por un blanco.

Y, finalmente, el único caso observado hasta el momento en el cual se transcribe en el archivo policial la queja de malos tratos recibidos por la india María. El juez de Monte primero aclara que es una de las indias traídas en la expedición del Coronel Rauch y a continuación exponen las aparentes causas de la huida: “(…) expresa que a virtud del mal trato que recibía en la Capital y Cañuelas donde había recidido”.

  1. En el caso de las mujeres negras su presencia en los archivos policiales tiene relación, en la mayoría de los casos, con situaciones de huida de la casa de sus amos: “Ha sido conducida a la cárcel pública la morena María Luisa Rodriguez por haber fugado de su ama Rosalía Gomez” (Policía, Sala X, 32-10-2, libro 42, N° 4, 01/04/1830).

Bien sabido es que a pesar de los gritos libertarios de la revolución de mayo de 1810 la esclavitud se mantuvo en lo que actualmente es el territorio de la Argentina hasta la promulgación de la constitución de 1853. A partir de esto resulta interesante la consulta del comisario de Ranchos efectuada al Jefe de Policía en 1830,

“El comisario de Ranchos que firma tiene el onor de dirigirse al señor Jefe en el departamento de Policía consultándole si una esclava haviendole dado su legítimo amo papel de venta tiene o no libertad para elegir a su satisfacción un amo o si la tiene el primero para dárselo no queriendo la esclava venderse con aquel que su propietario le presenta. Esta cuestión la tiene pendiente esta comisara hasta la resolución de VS.” (Policía, Sala X, 32-10-2, libro 43 N° 148, 01/08/1830)

Si bien el estatuto de las negras no ha cambiado frente a la ley hacia 1830, esta consulta nos permite observar algunos cambios en torno a la percepción de los negros dentro de la sociedad blanca. A diferencia de la condena social que hemos registrado para las mujeres indias.

  1. Dentro de este parámetro son múltiples las apariciones de las mujeres en tanto sujetos de agresión. Los propios maridos encabezan el mayor número de hechos. “Se remite preso a Luis Cuello por haber estropeado a su mujer” (Policía, Sala X, 32-11-1, N° 79, 08/03/1827). Buena parte de los informes de policía reportan en estos hechos el avanzado estado de embriaguez de los varones.

Se encuentran también agresiones de familiares cercanos como el caso de Don Teodoro Ríos que golpea a su hermana Doña Mercedes, (Policía, Sala X, 32-11-1, N° 77, 28/03/1827)

Se registran también casos de violación en ocasión de robo, las denuncias la llevan a cabo los maridos o bien los padres de las víctimas, a menudo no conocemos el nombre de las mismas: “Dispone  el mismo se proceda a la prisión del criminal Leandro Brum, prófugo del partido de Chascomús, por haber robado y forzado a las hijas de Don Fermín Quiroga (alias) el puritano.” (Policía, Sala X, 32-11-2, N° 50, 20/03/1827).

Otros casos encontrados refieren al robo de muchachas, desconocemos si se trata de una fuga consentida por la mujer o si, en cambio, se trata de huidas forzadas. Como ejemplo citamos el sumario efectuado contra Juan Gómez por el robo de la joven Basilia Astudillo o bien la acusación contra el extranjero Lorenzo Balleto por haber seducido a la  joven  Juliana Guerreros de 14 años y llevársela con él. (Policía, Sala X, 32-11-2 ,N° 86, 01/02/1827;y 32-11-1, N° 117, 31/03/1827)

Pero sin duda el caso que llamó más nuestra  atención fue el de Doña Feliciana Baulló contra el sacerdote Don José Hernando. La mujer declara que el sacerdote hace un año que la persigue “en sumo grado”, hasta que el 4 de febrero (1827) entró en su casa en un momento que se encontraba sola y le hizo pedazos el vestido, suponemos sin buenas intenciones. (Policía, Sala X, 32-11-1, N° 66, 20/02/1827).

  1. En este punto se ha observado a madres y esposas que en tono de súplica piden por sus maridos o hijos. Los motivos de dichos pedidos, en el caso de las madres, se relacionan con las prácticas frecuentes de levas por motivo de guerras. El argumento de la petición está anclado, en la mayor parte de los casos, en la necesidad económica del sostén del hogar. Doña María Dionisia Sánchez madre legítima de Mariano Portilla pide que liberen a su hijo de la leva forzosa de la cual fue objeto por vago, y apropósito de ello dice: “No es justo que se arranque del lado de una familia unos brazos que son su mejor sostén.”(Policía, Sala X, 32-10-5, Libro 13, N° 35, 1825)

En todos los casos analizados las palabras utilizadas para la formulación de los pedidos colocan a las mujeres en un lugar de vulnerabilidad frente a la ausencia del hijo o del esposo. Doña Ambrosia Gonzales esposa de Don Ciriaco Feyjoo pide por su marido y dice: “Suplico tenga lugar lo espuesto, que tomando en consideración el estado de abandono en que se halla mi familia” (Policía, Sala X, 32-10-5, Libro 13, N° 20, 1825)

  1. Como parte de este mosaico de mujeres dentro de los archivos policiales se encontraron los registros que hacen mención a las niñas huérfanas y recogidas que orbitan en el ámbito de la Sociedad de Beneficencia desde su creación. En este marco las huérfanas pasaban por un sistema de educación rudimentario cuyo énfasis estaba puesto en la adquisición de habilidades prácticas para la asistencia en los hogares de la elite. Este era el medio, según el cual el Estado a través de la Sociedad de Beneficencia resolvía de acuerdo al “decoro de la sociedad” y para el “interés de las mismas huérfanas”. (Policía, Sala X, 32-10-5, Libro 14, N° 26, 1826)

Dentro de los casos pesquisados se encuentra el de una niña llamada Dolores que fue ubicada por la sociedad de Beneficencia en la casa de Doña María. Cuando ésta muere, Dolores deja la casa y se va a lo de Don Francisco Mansilla. Ante esto, los hijos de Doña María reclaman a la niña diciendo que “vió en mi casa  buen ejemplo y aprendió educación”. Como Dolores persiste en la negativa piden sea alojada en una “casa de honor y recogimiento donde se sugete, y con el tiempo pueda ser útil a la sociedad, y no siendo así, su prostitución la veo próxima, (…)” (Policía, Sala X, 32-10-6, N° 202, 2/11/1826).

  1. Por último, dentro de lo que denominamos casos particulares se encontró la problemática de la locura. El documento pide instrucciones para

“…adoptar alguna medida para depositar  varias mujeres dementes que andando por la calle y que ni pueden remitirse al hospital general, ni quieren recibirse en el de mujeres, porque no hay guardia, ni arbitrio de sugetarlas. Había remitido una de esta clase a la cárcel pública, mas el alcalde se ha quejado al Señor Presidente de la Cámara de Justicia del desorden que causa su furiosa demencia” (Policía, SalaX, 32-10-5,Libro 12, 1825)

Desconocemos la resultante final de este pedido pero basta para tomar registro de la incomodidad que producían estos casos en la sociedad porteña de la década del 20.

Si bien en ninguno de los casos analizados hasta el momento, se han encontrado referencias directas a la belleza, el rastreo de las mujeres en los archivos policiales abrió la posibilidad de contemplar los diversos estatus femeninos registrados en la sociedad en el momento analizado. Las imputaciones sobre indias, negras y niñas bajo la custodia de la Sociedad de Beneficencia encuentran puntos en común en torno a la imposibilidad de elección de los destinos propios. Resultaron notorios también como desde la elite el no sometimiento a dichos comportamientos reglados eran asimilados a la caída en la prostitución.

 

Conclusiones

Las preguntas fundantes de este tramo de la investigación: ¿Cuándo una mujer era proscripta? ¿A qué se consideraba una acción impropia de una mujer? Entendemos develan las creencias naturalizadas de los sectores propios de la elite dirigida por varones. A esto se suma el estatus legal que le impide a la mujer litigar en nombre propio, sólo puede hacerlo si no tiene ni padre, ni marido. Otra de las dificultades encontradas es la jerga judicial y el hecho de que los secretarios, escribientes y jueces de paz eran hombres. No obstante ello, pocas mujeres litigan en relación a la cantidad de causas criminales existentes en los archivos.

Lo mismo ocurre en los archivos policiales en los cuales emergen, sobre todo a partir de la década del 20 el caso de las mujeres indias tomadas como prisioneras y repartidas en las casas de la elite para el servicio doméstico.

En todos los documentos analizados para esta oportunidad, no registramos referencias físicas pero sí las de   tipo moral o moralizante. Este es el punto en común con la literatura analizada en la ponencia del 2016. Asociado a esto el tema del honor de la mujer persiste en todo el período analizado.

Desde el punto de vista de los comportamientos, la mujer que levanta la voz es considerada grosera. La mujer que se codea con muchos hombres es considerada de mala vida. Aquella que no acepta lo reglado por la elite es considerada cercana a la prostitución.

Tanto las causas judiciales, como los archivos de policía, permitieron la inmersión en los conceptos arraigados en torno a la figura de las mujeres en el período estudiado. Así mismo, a diferencia de la literatura, permitieron también conocer las prescripciones con las cuales la elite naturalizaba el trato de las negras, indias y huérfanas. Por esto creemos es este un primer escalón en el proceso de desnaturalización y reconstrucción del estatus femenino en Buenos Aires entre 1800 y 1830.

Bibliografía

Barrancos, D. (2007) Mujeres en la Sociedad Argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires, Sudamericana.Feijoo, B. (1778) Teatro crítico universal, tomo primero. Madrid.

Burke, M. y Majluf, N. (2008). Tipos del Perú. La Lima criolla de Pancho Fierro.

Fletcher, L (comp). (1993)Mujeres y cultura en la Argentina del siglo XIX. Buenos Aires, Ed. Feminaria.

Hanway, N.(2003) Embodying Argentina. Body, Space and Nation en 19th. Century Narrative. North Carolina, Mc Farland and Company.

Koselleck, R. (1993). Futuro-Pasado. Para una semiótoca de los tiempos históricos. Buenos Aires, Paidós.

Majluf, N. (2003) Francisco Laso. Aguinaldo para las señoras del Perú y otros escritos (1854-1869)

Majluf, N. (2006) .Book of Nations  Images of Types and Costumes in Asia and LatinAmerica (ca. 1800-1860).New York, Americas Society.

Masiello, F. (1992)Between Civilization and Barbarism: women, Nation and Literary cultura in Modern Argentina. Lincoln, NB: University of Nebraska Press.

Perrot, P. (1984). Le Travail des apparences ou les Transformations du corps fémenin (XVIII-XIX siécle). Paris, Ed. Du Seuil, 1984.

Pino Iturrieta, E.«¿Hasta dónde llegaremos en esto de la belleza ? » Agraciadas y desgraciadas en Venezuela republicana. En  Caravelle, No. 66 (1996), pp. 27-43 ,Presses Universitaires du Midi Stable , disponible en http://www.jstor.org/stable/40852526

Rodríguez Lehmann, C. (2013) Con trazos de seda.  Escrituras banales en el siglo XIX. Caracas, Fundavag Ediciones.

Valdeverde, M. (1989)”The love of Finery: Fashion and the Fallen Women in Nineteenth-Century Social Discourse”. En Victorian Studies, Vol 32, Nº 2, pp 168-188.

Vigarello, G. (2005) Historia de la belleza. El cuerpo y el arte de embellecer desde el Renacimiento hasta nuestros días. Buenos Aires, Nueva Visión.

23 noviembre, 2017